La propuesta surge durante de la pandemia, en un terreno de 700m2, ubicado en el área de Zicatela, en Puerto Escondido, en la costa de Oaxaca.

La idea se genera a partir del nuevo comportamiento definido por las consecuencias de las nuevas maneras de convivir en espacios públicos.

Redefinimos el estereotipo de un hotel boutique típico, incorporándole espacios abiertos y verdes entre todos los componentes que resolverían el uso programático requerido, esto nos permitió segmentar la masa critica del volumen general, permitiendo ofrecer patios entre cada módulo de habitaciones, desvinculando el posible contacto directo entre los huéspedes en los lugares de permanencia y circulación. Este ejercicio además  definió la estética volumétrica del proyecto, en donde por medio de su planta libre respetamos de manera directa los ejes de ventilación que existen desde la montaña hasta el mar, que funcionan como los rompe vientos naturales indispensables del microclima existente.