Dos volúmenes desfasados entre sí definen la configuración y la dinámica de la casa patio típica, conteniendo parte de la vegetación existente, a la cual incluimos un espejo natural de agua, para generar así un nuevo microclima al sitio. Ambas piezas, ensambladas a partir de su estructura de muros de concreto y fachadas de madera, se conectan a través de una pérgola que tamiza la luz del patio, mientras en sus lados largos, se extienden, hacia el mar y la montaña, permitiendo a partir de su emplazamiento un dialogo ilimitado con el territorio en todas sus caras. Cada volumen resuelve los dormitorios, entre ellos se establecen lo que denominamos “Espacios mágicos” lugares de encuentro, en donde la vegetación endémica los invade, y a su vez articulan e interconectan las circulaciones y transacciones de los recorridos. El área social se concentra y es protegida por la estructura de la “Palapa”, la alberca la acompaña en su lado más corto, estableciendo una extensión de la habitación principal en dirección al mar; su morfología es consistente con las casas vecinas, aportando continuidad al contexto inmediato del lugar.

Con la intención de minimizar el impacto de la obra, toda la vegetación encontrada en el área de desplante fue protegida en un vivero temporal, la cual fue trasplantada a los techos de los módulos, devolviéndoles de alguna manera su espacio. Creando techos verdes visitables, impactando de manera positiva en la climatización natural.